Para mantenerse en una discusión se hace necesario que nunca se llegue a un acuerdo frente al tema tratado, o por lo menos a un punto medio de diálogo; esta situación hace que ambos se desgasten, y muchas veces este tipo de emociones hace que afloren otras que hay allí y se llegue al “fastidio” hacia el ser que amamos.
Muchas personas viven con miedos, frustraciones, fantasmas y esto les hace conflictivos, pues en toda situación o circunstancia va a quedar faltando el centavo para el peso, siempre van a encontrar una razón para entablar una discusión, pues tales fantasmas son propios, están allí en su interior y si no se toma conciencia de su presencia siempre van a aflorar, esto hace que la vida “soñada” al lado del ser que decimos amar se convierta en una monotonía, en cansancio, en frustración, en fastidio, una vida triste.
Lo peor de esto es que aceptes que esto es normal entre las parejas y te permitas creer que esto es un estilo de vida, cuando en el fondo de tu corazón estás deseando y crees que las parejas son para crear, crecer, sumar, amar, vivir y disfrutar pero desde el amor y el respeto al pensamiento individual.
Habiendo hablado sobre las causas o visualizando un poco el panorama, vamos ahora a revisar y tratar de entender algunas de las razones por las cuales una persona siempre quiere tener la razón, y lo que generalmente lleva a que la pareja entre en crisis:
Una muy frecuente es el considerar que siempre, siempre, se tiene la razón, esto conlleva un sin número de causas, en este artículo hablaremos sobre algunas de ellas:
- Miedo a perder el control, todo debe ser a mi manera, porque yo sé cómo es, y así debe de ser.
- Miedo a relajarme y fluir, pues no lo sé hacer, y como no lo sé hacer, no lo veo posible.
- Miedo porque no sé hacer las cosas diferentes y creo que lo que hago es verdadero amor y protección por mi ser querido.
En este punto, y habiendo tomado conciencia sobre estas posibles razones, también se hace necesario tener en cuenta que muchas de estas reacciones son inconscientes y se hacen automáticamente.
Acá lo importante no consiste en preguntarnos si mi pareja me ama o no, la pregunta clave es para ti, ¿realmente me amo?, además un punto clave en este proceso de autoconocimiento y de amor propio es jamás caer en el juego del otro e intentar hacerle entrar en razón, pues precisamente allí radica el punto de quiebre en un diálogo y comienza a cambiar de tono, hasta que se termina discutiendo por algo que no va a cambiar.
Como ya les he hablado en otros de mis artículos y en el material que les he compartido por varios medios, cuando no vibramos desde el amor, vibramos desde el miedo, es tan importante en cada proceso llevar a la conciencia esta premisa…
Es aquí donde comenzamos un proceso de aprendizaje y desaprendizaje para caminar desde la libertad del amor.
Habiendo tomado conciencia de lo anterior, sus causas y demás vamos a visualizarnos en una conversación que luego se torna en discusión con nuestra pareja, cuando todo se torne algo complejo por el tono de voz los gestos, etc., tu te detienes y vas a comenzar por ESCUCHAR a tu pareja, vas a OBSERVAR, desde este punto tomarás conciencia y analizarás cuál es el motivo que le está llevando a actuar de esta forma.
De este modo y con cabeza fría sé que encontrarás la mejor manera de llevar la discusión a un diálogo, pues la respuesta depende de la circunstancia que vives en el presente y lo más importante está en ti, en tu búsqueda personal de paz, de tranquilidad y en ese amor propio que te profesas, recuerda que nuestros mayores maestros somos nosotros mismos y que estos artículos no se trata de darte fórmulas mágicas que te lleven a solucionar tus conflictos, sino que desde mi experiencia te acompaño como tu amiga para desde nosotras mismas, desde nuestro interior encontrar el propio camino, ese que solo te pertenece a ti y te concierne descubrir, yo encontré el mío y soy feliz, me siento libre, obvio que como ser humano que soy también me encuentro muchas veces contrastada, pero retomo mi camino de aprendizaje y desaprendizaje y continuo en mi camino de amor propio, el ego no logra sobrepasar mi experiencia de amor.
Desde este empoderamiento también se hace necesario cuestionarnos sobre qué es eso que me está reflejando mi pareja, lo cual debo trabajar y de lo que posiblemente tal vez no he tomado conciencia.
La gestión de emociones juega un papel central en este camino; en una situación real de vida común si una actitud de mi pareja me descompone, lo fundamental en este punto es identificar el paso que debo dar para liberarme de mencionada situación; teniendo claro que no es mi pareja, ni por ella o él, soy yo.
En el presente y en el momento que tú decidas, dentro del proceso de crecimiento es fundamental preguntarnos por algunas situaciones claves:
- ¿Por qué me permito permanecer en una relación conflictiva?
- ¿Cuáles son los miedos que no me permiten ver más allá?
- ¿Cuáles motivos me llevan a sentir irritación y a querer tener la razón en toda circunstancia?
- ¿En qué y por qué estas situaciones me afectan?
- ¿Cuáles son mis valores de base y los principios que orientan mi vida?
- ¿Qué es lo que me descompone de lo que estoy viviendo?
Las personas que están a nuestro alrededor, especialmente quienes son más cercanos, nos muestran algo que debemos trabajar y aspectos por los cuales nos debemos felicitar, lo cierto es que en nuestra vida y a cada instante nos debemos trabajar, labrar y acercarnos cada vez más a nosotros mismos.
Se hace necesario dejar de ver afuera lo que está en nosotros mismos, revisarnos y autoevaluarnos para identificar qué me muestra mi pareja y que seguramente no quiero o no puedo ver.
En resumen es fundamental para nuestra vida vibrar desde la realidad del amor, procurar nuestra paz interior, cada vez que pueda hacer un paro y preguntarme cuál es el aprendizaje al que me lleva la situación concreta en la que me encuentro, tomar la decisión a que haya lugar desde la paz, nunca desde el juicio y la culpa, responder a mis sueños, deseos y anhelos desde la libertad de sentirme amada por mí misma en todo tiempo y lugar, siendo fiel a mis principios y valores, que todo me lleve a mi propio crecimiento y a mi felicidad.